jueves, 14 de mayo de 2009

Un "Entierro"


El Señor de Orgaz, don Gonzalo Ruiz de Toledo era un hombre muy piadoso y protector de la parroquia de Santo Tomé. Cuando murió en 1323 dejó en su testamento una orden para los vecinos de la villa: “páguese cada año para el cura, ministros y pobres de la parroquia 2 carneros, 8 pares de gallinas, 2 pellejos de vino, 2 cargas de leña, y 800 maravedís”.




Pasados más de 200 años..., el párroco de Santo Tomé, don Andrés Núñez de Madrid, al ver que no se había cumplido la voluntad de don Gonzalo la reclamó ante la cancillería de Valladolid. Ganó el pleito y recibió lo atrasado. Para que constase encargó el epitafio en latín que se encuentra a los pies del cuadro. También dejó escrito el milagro que ocurrió durante el entierro del Señor de Orgaz, dos siglos antes.





La tradición dice que, en el traslado de los restos de don Gonzalo desde el convento de los agustinos a la parroquia de Santo Tomé, San Agustín y San Esteban descendieron desde el cielo para colocar el cuerpo en la sepultura, mientras que los asistentes escuchaban una voz que decía “Tal galardón recibe quien a Dios y a sus santos sirve”.





Para que presidiera la capilla mortuoria del Señor de Orgaz, el párroco encargó a un pintor vecino de la parroquia una obra con las siguientes condiciones:
“en el lienzo se a de pintar una procesión, (y) cómo el cura y los demás clérigos que estaban haciendo los oficios para enterrar a don Gonzalo Ruiz de Toledo señor de la Villa de Orgaz, y bajaron San Agustín y San Esteban a enterrar el cuerpo de este caballero, el uno teniéndolo de la cabeza y el otro de los pies, echándole en la sepultura, y fingiendo alrededor mucha gente que estaba mirando y encima de todo esto se ha de hacer un cielo abierto de gloria ...”.

Tuvieron problemas el párroco y El Greco a la hora del pago de la obra. Al final se acordo el precio en 1590 ducados.


Este "Entierro" está considerado como una de las mejores obras de Doménikos Theotokópoulos, "El Greco".

1 comentario:

esteban lob dijo...

Hola Luis:

En dos oportunidades he admirado la obra que mencionas, en Toledo.
Durante el Mundial de Fútbol de 1982 en que me encontraba en España por razones de trabajo y en 1996 en que de regreso de una actividad en Alemania, quise mostrarle a mi esposa brevemente algo de lo que yo había vivido aquella vez entre ustedes. Por ello pude estar de nuevo en España algunos días, que por cierto son recuerdos imperecederos.

Abrazo.