viernes, 15 de mayo de 2009
Embalsamamiento
El clima seco de Egipto y la técnica de embalsamamiento que permitieron la conservación del cuerpo del joven faraón Tutankamón desempeñaron un papel determinante en el mantenimiento de muchos de los restos mortales de otros faraones egipcios. Además el proceso de embalsamamiento de los cadáveres es seguramente uno de los aspectos más misteriosos del antiguo Egipto.
En el pensamiento egipcio la muerte no suponía el final, sino un paso lleno de peligros, determinado sobretodo por la descomposición del cuerpo que llevaba a la consiguiente pérdida de elementos fundamentales para la vida del ser humano. Para salvar al muerto era necesario, por tanto, preservar su cuerpo de la corrupción, precisamente con el embalsamamiento.
Herodoto ha dejado un testimonio muy claro de este proceso, que en algunos aspectos toma un cariz casi ritual:
"Primero, con un pequeño gancho de hierro extraen el cerebro por las narices, pero sólo retiran una parte y eliminan el resto con drogas. Luego, mediante una piedra afilada de Etiopía, practican una incisión en el costado y vacian el cuerpo de todas las vísceras; en el interior, una vez limpio, meten vino de palma y pulverizan incienso; luego lo vuelven a coser".
Después se colocaban los diferentes órganos en envases apropiados, las urnas canopes, colocadas después en la tumba; el cadáver se sumergía entonces en sosa para deshidratarlo. Esta operación duraba 70 dias. Terminado este tiempo se pasaba a la compleja fase de envolverlo con vendas.
Los 70 días no se debía sólo a motivaciones de carácter práctico, sino que correspondía también a observaciones astronómicas de dimensión simbólica. Son 70 los días que Sirio (Sothis) desaparece del cielo y se marcha más allá del horizonte. Su ausencia se considera la "fase de la oscuridad" y su regreso, una alegoría de la resurrección . Este hecho natural era una referencia que se debía vincular con la práctica del embalsamamiento que, en sus múltiples fases, estaba muy relacionado con símbolos considerados señales divinas.
No sólo los egipcios embalsamaron a sus faraones, se han encontrado momias en diferentes puntos del mundo: en el glaciar del Similaun, en la turbera de Tollund, en los Andes, en las catacumbas de un convento de los Capuchinos en Palermo ¡ocho mil cuerpos!... A nosotros, no creo que nos embalsamen...
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2 comentarios:
¡Pobres!...aparte de lo sufrido en vida, eran sometidos después a tamaña operación. Ni los espíritus podían estar tranquilos.
Saludos.
Y los guanches en Canarias.
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