"Akelarre"

“El akelarre constituye una de las piezas maestras dentro del corpus doctrinal de la demonología. Todas las confesiones de brujas, los interrogatorios de los inquisidores pasan por él. Misas negras, fiestas de Satán, horrible danza nocturna al sofoco de las llamas infernales. El aquelarre da lugar a una imaginería elocuente y a representaciones de una precisión y de un realismo escalofriantes”.

Esta definición de Jean-Michel Sallmann en su obra “Las Brujas, amantes de Satán” nos define con claridad las reuniones nocturnas de brujos que presidía el gran “Cabrón”.

Homenajes, danzas, cánticos, acoplamientos carnales, banquetes, rendimiento de cuentas a Satán, juramentos, antiliturgia, … son parte del programa de estos actos que algunos de los artistas de la época supieron plasmar en sus lienzos.

En nuestro país hemos tenido la suerte de contar con un super-genio que, dentro de su obra, dedicó una parte al mundo de la brujería: Francisco de Goya y Lucientes, el aragonés universal.

Os muestro algunas de sus obras de temática "brujas":

En los "Caprichos":

Óleos:

Pinturas negras:

El Aquelarre:

El Aquelarre es una de las obras que la Duquesa de Osuna le solicitó para la decoración del palacio de El Capricho. Preside la reunión, en el centro, un gran macho cabrio de color negro que está coronado con hojas de vid y que va recibiendo los niños que las brujas le ofrecen. La escena se desarrolla en la oscuridad de la noche con unos murciélagos que rodean la figura del demonio.
En los mentideros y tabernas se escuchaban estas historias en las que las brujas robaban los niños recién nacidos para entregárselos a Satán, ya que éstos eran el bien más preciado por el “Gran Cabrón”.
¡Sera eso, el muy eso...!