Galicia ha sido siempre una tierra de buenos caballos.
Los romanos creían que eran tan rápidos y montaraces porque las yeguas eran fecundadas por el viento en los montes.
Los "curros" se han ido convirtiendo en un motivo turístico, aunque esta tradición viene desde tiempos medievales sin apenas cambios.
A mediados de mayo, cuando se anuncia el verano los hombres se reúnen y suben al amanecer al monte y obligan a bajar a los caballos hasta el curro. Se trata de un recinto vallado de piedra de donde toma el nombre la fiesta. También se aplica este vocablo a todas las operaciones de encierro, marcaje, corta de crines y separación de potros.
Las nieblas matinales hacen que estos paisajes tengan más fantasía que de realidad. Luego, cuando ya está avanzado el día y se han reunido todos los caballos, se apartan los garañones, en una especie de rodeo que exige fuerza y destreza.
En lugares, como Amil, se prefiere "convencerlos" con una buena yegua. Seguidamente, se les cortan las crines a las yeguas: "a rapa das bestas". De cada una de ellas se suele sacar alrededor de medio kilo de pelo, que sirve también como medida higiénica para evitar los parásitos.
Las crines, antiguamente, se comercializaban, pues con ellas se fabricaban, entre otras cosas, cepillos y brochas.
El momento más espectacular de la fiesta es cuando se marca, con hierro candente, a los potros nacidos durante el año. Si hay duda de a quien pertenece la cría, se suelta, y ésta buscará a la madre. Al final unos pocos caballos habrán cambiado de propietario, los demás volverán a los montes un año más.
Esta costumbre se celebra en diversos lugares de la geografía gallega y la más conocida es la rapa das bestas de Sabucedo, en el Ayuntamiento de La Estrada, que dura tres días: el primer sábado, domingo y lunes del mes de julio. Se ha convertido en un gran espectáculo turístico en los ultimos años.
2 comentarios:
Amigo Quidquid, este es un tema gallego que siempre me ha apasionado y sobre el que tenia pensado escribir algo pero hace muchos años que no voy a los curros. Ahora hay siempre mucha gente y cuando yo los ví por primera vez estaba casi solamente la gente del lugar. Los bonito es verlos llegar por la mañana muy temprano, entre la niebla, como tu dices, guiados por los mozos que les van silbando y acorralando hasta meterlos en el "curros". Luego viene el "xantar" (las comida). Y por tarde, con la euforia que da el vino, los mozos hacen arrojo de bravura y destreza para coger los caballos de uno en uno y someter su fuerza salvaje hasta postrarlos en el suelo para hacer "la rapa" (cortarle las crines). Como bien dices, el curro y rapa de Sabucedo se lleva la palma,¡todo un espectaculo!
Merece la pena asistir en alguna ocasión a esta fiesta ancestral.
Un abrazo.
Hola Chela:
Lamento haberme adelantado a tu idea de hablar de esta bonita costumbre. Con mucho gusto retiraré la entrada para que puedas presentar la tuya, si es de tu agrado.
Seguro que tu presentación será más interesante que la mía.
Recibe un cordial saludo,
Luis
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