La hostia era un animal de pequeño tamaño que se sacrificaba a los dioses. Cuando el animal era de mayor envergadura recibía el nombre de víctima, aunque finalmente los términos acabaron asimilándose. La selección de los animales para la práctica sacrifical dependía de los dioses a los que serían ofrecidos.
En general los dioses del cielo recibían animales de color blanco y los del subsuelo negros.
Para los dioses se escogían los machos, y hembras para las diosas.
Por otro lado, independientemente de los animales sacrificados por individuos particulares, se solía ofrecer a los dioses animales que les estaban consagrados: así a Juno se ofrecían terneras o vacas, a Diana una cierva, a Venus la palma, a Vulcano animales de pelo rojo, etc.
Las víctimas recibían asimismo distintos nombres dependiendo del tipo de sacrificio: las hostiae honorariae se sacrificaban en honor de los dioses, las piaculares para expiar alguna falta ritual...
... las consultoriae para conocer la voluntad divina a partir del examen de las entrañas, las sucedaneae servían para sustituir aquellas que habían sido declaradas impropias con motivo de alguna anomalia.
Estos romanos...
¡Sacrificios a los dioses... pobres hostias!
3 comentarios:
Tu post como siempre muy interesante ...lo de los animales pequeños no lo sabía sólo los grandes.
con cariño un abrazo
Marina
Interesante información. La acogo y la guardo con cariño.
Un abrazo.
Muchas gracias por enseñarnos...
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