La Ría, que durante muchos años había sido el vertedero natural de la ciudad, donde iban a parar todo tipo de "líquidos y sólidos", tenía un aspecto bastante deplorable, pero en la actualidad se ha convertido en un lugar para disfrutar paseando por sus orillas y contemplar los peces y aves que viven en ella.
En ocasiones algún que otro despistado mamífero, como una foca que vino a darse un atracón de carpas o un delfín que se confundió en su itinerario, llegando hasta la iglesia de San Antón, le dan un carácter vistoso, que hace las delicias de los jóvenes curiosos: "Una foca en el Nervión" (Bilbao ist different).
El grado de nitidez permite que se realicen hasta travesias a nado! ¡Quien lo ha visto y quien lo ve!
Hay que felicitar a la ciudad por haber recuperado uno de sus "iconos" más conocidos.
En el mar Cantábrico se producen unas mareas que afectan a la Ría, en los meses actuales las diferencias entre la bajamar y la pleamar oscila alrededor de los 4 metros,(+2 a -2 aproximadamente) pero es en los meses de Agosto cuando se produce las mayores pueden llegar a los 6 metros.
Esto hace que cada 6 horas la corriente de la ría cambia de sentido y de nivel.
A su llegada al mar forma una amplia zona, el Abra de Bilbao, un puerto natural de primer orden.
En la noche la Ría tiene también un encanto especial.
Pasear en barca o cruzar con los famosos "gasolinos" es otro de sus atractivos.
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