En el verano de 1891, a la edad de 43 años, huyó Gauguin, cansado de Europa, hacia la isla de Tahití, donde esperaba encontrar una vida paradisíaca. En la época de su partida había encontrado ya su desorrollo pictórico la línea definitiva. A sus inicios impresionistas siguió una adhesion a las formas enseñadas por Cézanne. Con estos pertrechos de un pintor bien cultivado entró Gauguin en un paraíso del Mar del Sur ya carcomido por la civilización occidental, la miseria y la enfermedad. Su desengaño, su lucha por los derechos de los indígenas y su propia miseria minaron sus fuerzas. En 1903 murió en La Dominica.
En su pintura "Nafea Faa ipoipo" Gauguin ha trasladado la imperiosa cuestión vital de las muchachas indígenas a una alfombra de colores complementarios del brillo primoroso y ha reconvertido la vida decepcionante del sol sureño en nítida belleza.
La obra de Gauguin abrió nuevos horizontes estéticos en las generaciones posteriores, ejerciendo una poderosa influencia en los movimientos expresionista y fauvista.
1 comentario:
Una vida muy prolífera, con muchas idas y venidas.
Grato que lo hallas recordado y elevado en este post.
Cariños
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